
Darío Pérez
@Ringsider2020
Foto; Amanda Westcott/SHOWTIME
La “burbuja” de Uncasville, Connecticut (Estados Unidos) albergó una velada con tres interesantes combates la pasada madrugada.
Abrió fuego Otto Wallin (21-1, 14 KO) contra Travis Kauffman (32-4, 23 KO) a diez asaltos en el peso pesado. El zurdo sueco, con mayor alcance, dominó los primeros asaltos con el jab, y fue acelerando las acciones hasta acrecentar su mayor categoría sobre el ring. En el quinto asalto, y tras un notable castigo, Kauffman pareció lesionarse el hombro izquierdo, dejando de sacar manos con el brazo caído hasta que el árbitro paró las acciones.
“All in” Wallin tiene un presente y futuro prometedor, pues su victoria ante Kauffman y la gran imagen dada ante Tyson Fury (al que venció dada la magnitud del corte provocado, en opinión de muchos) le abrirán las puertas de una división plagada de potenciales grandes choques. Kauffman declaró que optará por la retirada.
En el segundo pleito, entre dos invictos, el estadounidense Rolando Romero (12-0, 10 KO) se impuso al dominicano Jackson Maríñez (19-1, 7 KO) por incomprensible decisión unánime (115-113, 116-112 y un terrible 118-110). Este último, con ventaja de altura y envergadura, intentaba usar la mano adelantada para mantener a Romero fuera de la distancia, mientras que el de Las Vegas quería entrar en la guardia de Maríñez. El combate fue bastante deslucido por los constantes agarres de ambos púgiles, con un frustrado Romero que no podía imponer su condición de favorito ante un rival que se mostró solvente y experimentado. Las cartulinas a favor de Romero fueron recibidas con incredulidad por la televisión americana y púgiles como Jermell Charlo, Jamel Herring, Ryan García o Devin Haney en redes sociales.
La pelea estelar de la noche, en la que el título WBC supermedio solo podía acabar en manos del retador, enfrentaba a David Benavidez (23-0, 20 KO), poseedor del cinto hasta excederse del peso, y Alexis Angulo (26-2, 22 KO). Se dudaba si el problema con el peso afectaría al desempeño de Benavidez, y, pese a que empezó más estático que en otras ocasiones, con la espalda en las cuerdas, Angulo no se mostraba peligroso en sus golpes. El excampeón pegaba menos, pero con mayor precisión y poder, y fue tomando la iniciativa con el paso de los asaltos, mientras que Angulo fallaba muchas manos y acumulaba cansancio. Desde la mitad del combate, Benavidez apenas se encontró oposición en el veterano colombiano, que se limitaba a recibir golpes e intentar arrinconar al contrario, con más corazón que técnica boxística. Por ello, decidió no salir al undécimo asalto ante la superioridad de un Benavidez que tendrá que medir los próximos movimientos de su problemática carrera.