Daniel Pi
@BastionBoxeo

Después de haber destruido Cristofer Rosales (28-3, 18 KO) al brutal noqueador Daigo Higa en una pelea intensísima, pareció un error que el equipo de Paddy Barnes (5-1, 1 KO), pese al gran recorrido amateur de éste, decidiese que en su sexta pelea estaba listo para enfrentarse al citado monarca WBC del peso mosca. Más aún teniendo en cuenta que el estilo de Barnes no se caracteriza por la movilidad, el punto débil de Rosales, ni había mostrado un gran rendimiento. En cualquier caso, la pelea se pactó por lo que, en un encuentro disputado este sábado en el estadio Windsor Park de Belfast (Reino Unido), Barnes fue noqueado en el cuarto asalto, perdiendo su récord invicto y viendo truncado su pretendido fulgurante ascenso al estrellato profesional.

La guerra no tardó en estallar, y ya en los primeros compases del asalto inicial se produjeron intercambios de golpes peligrosos. No obstante, Barnes decidió no comenzar con su táctica habitual y trató de desplazarse más y ofrecer entradas y salidas con sus directos. Aun así, el monarca impactó durísimos golpes de poder con gancho zurdo y directo que retumbaron en el Windsor Park, decidiendo en adelante Barnes, que no podía mantener los espacios, que es un guerrero y que prefiere pelear en corta, combatir cada vez más cerca del centro del ring, desembocando esto en un tercer round en el que se produjeron brutales cruces de golpes, contraponiéndose la precisión del local y la potencia de los ganchos zurdos de Rosales.

Alcanzado el cuarto asalto, Barnes volvió a intentar moverse pero, siendo hostigado y llevado contra las cuerdas, optó finalmente por mantenerse fiel a su estilo y luchar en cruces de golpes con Rosales, cosa que selló su destino. Después de haber avisado en varias ocasiones de su contundencia al cuerpo con su mano izquierda, “El Látigo” conectó en los últimos instantes del citado round un temible curvo de derecha al torso que dejó retorciéndose de dolor en la lona a Barnes, que no pudo alzarse durante la cuenta del árbitro.

Habiendo vencido de forma consecutiva y como visitante a dos boxeadores invictos de la talla de Daigo Higa y Paddy Barnes (anteriormente batió también en Italia a Obbadi), Cristofer Rosales ha demostrado, sin género de duda, que es uno de los mejores púgiles de las divisiones más ligeras. Ciertamente, las limitaciones técnicas del pasado las sigue acarreando en parte, y siempre padecerá ante los contrincantes dinámicos. Con todo, hoy por hoy, con sólo 23 años, el primo de “Chocolatito” González es una absoluta apisonadora que arrollará a cualquiera que cometa la osadía de plantarse delante de él a cruzar golpes, siendo imparable por su equilibrio de pegada, cadencia, resistencia y encaje.

Habrá que esperar para ver si el WBC decreta la defensa obligatoria ante el número 1 Andrew Selby, que con su destreza logró vencer a Rosales antes de que éste se coronase, pero, al margen del británico, son pocos los aspirantes que parecen tener una seria posibilidad de destronar al campeón, que por su espectacular boxeo debería recibir una invitación para una de las veladas “Super Fly”, que están dando la debida exposición en Estados Unidos a las mayores figuras de las categorías de menos peso.