Daniel Pi
@BastionBoxeo

Cada pelea profesional de la carrera del doble oro olímpico Vasyl Lomachenko (10-1, 8 KO) parece estar haciendo historia, agrandando el legado del que podría ser un inconmensurable icono del boxeo, no sólo de nuestra época sino de todos los tiempos. Esto no lo sugiere exclusivamente su plástico y perfecto boxeo, en el que lleva más allá que ningún otro el objetivo del pugilismo, “pegar y que no te peguen”, sino los logros que ha alcanzado en tan poco tiempo y ante quienes los ha conseguido.

Habiendo igualado la marca de Saensak Muangsurin en cuanto a coronación como boxeador profesional con menos peleas disputadas, proclamándose monarca WBO del peso pluma ante Gary Russell Jr. en su tercer combate, a Lomachenko le aguardaba dos años después establecer un impresionante récord en solitario: el de coronarse monarca en dos divisiones de peso con menos peleas, algo que logró en su séptimo combate al superar por la corona WBO del peso superpluma al durísimo “Rocky” Martínez con un brutal KO. Posteriormente, Lomachenko puso un broche más a su ascendente trayectoria venciendo con insultante solvencia a Guillermo Rigondeaux en el primer mundial de la historia del boxeo de pago entre dos doble oro olímpico, siendo éste el cuarto púgil consecutivo al que obligaba a retirarse tras haber recibido una lección magistral de boxeo, racha comenzada contra el exnúmero 1 del peso pluma Nicholas Walters.

Así, tras este recorrido sin precedentes, Lomachenko es considerado mayoritariamente como el mejor boxeador de todos los pesos en la actualidad, recibiendo este viernes el premio de la prestigiosa Asociación Americana de Escritores de Boxeo como mejor púgil de 2017, galardón que ha sido precedido por el mismo reconocimiento, el de mejor boxeador internacional del pasado año, dado por Espabox, ESPN, HBO y The Ring entre muchísimos otros.

Es en este punto en el que, volviéndole a suceder lo que ya le paso en el peso pluma, en el que ningún monarca ni aspirante destacado aceptó el reto de pelear con él, que Lomachenko deja un peso superpluma en el que los titulares le esquivan para buscar, en tan solo su duodécimo combate como profesional, coronarse en una tercera división, la del peso ligero. Además, afirmando que quiere mostrar que la diferencia de estatura no importa (ha dominado a sparrings pertenecientes al peso medio), se medirá, sin rodajes de adaptación a la nueva categoría, no solamente a un boxeador más alto y con más alcance que él sino al para muchos número 1 de la división del peso ligero, el venezolano campeón WBA Jorge Linares (44-3, 27 KO).

Habiendo expuesto los logros del boxeador ucraniano no sorprende que Linares no sea visto como favorito en el duelo que disputarán este sábado en el Madison Square Garden de Nueva York (Estados Unidos), si bien puede resultar sorprendente para quienes conozcan la habilidad del “Niño de Oro” que se lleguen a pagar en las casas de apuestas hasta diez euros por su victoria y tan sólo tres céntimos por la de Lomachenko.

De todos modos, siendo realistas y objetivos, resultará extremadamente complicado que Linares pueda mantenerse al nivel de “Hi-Tech”, cuya percepción de la distancia, velocidad de manos, inacabables recursos e inteligencia inigualable se combinan para crear un ideal compendio del boxeo. Por otro lado, dejando al margen que Lomachenko supone para sus contrincantes un puzzle irresoluble, Linares es un boxeador que, pese a ser sumamente hábil, recientemente ha padecido dificultades críticas ante Kevin Mitchell, en el primer choque ante Anthony Crolla y en su enfrentamiento ante Luke Campbell, no luciendo esplendorosamente ante el limitado Mercito Gesta.

Por ello, si tuvo problemas para ajustarse a la velocidad de Mitchell, a la frecuencia de Crolla y a la solidez técnica del oro olímpico Campbell, ¿Qué podrá hacer ante un boxeador que es mucho más veloz y con mejores reflejos que Mitchell, que puede sostener combinaciones más insistentes y precisas que Crolla y que no comete ni un ápice de los errores estratégicos de Campbell? La respuesta difícilmente puede ser satisfactoria para Linares, mucho menos si para este combate no ha podido prepararse de la mano de un Ismael Salas que le había dado buenos resultados en su esquina. Asimismo, más allá de las vulnerabilidades que ha mostrado Linares, ¿Qué táctica debe usar cualquier boxeador para imponerse a un mago del boxeo como Lomachenko, que tiene unas cualidades atléticas increíbles, conoce la técnica boxística al milímetro y posee una rapidez mental sin parangón en el boxeo actual?

A Linares sólo le restará recurrir a lo que mejor saber hacer, apoyarse en sus fluidísimos desplazamientos, en su quirúrgico uno-dos y en sus excelentes contragolpes curvos para, adaptándose al cambiante plan de Lomachenko, intentar sostener un porcentaje de acierto suficientemente bueno como para hacer dudar a su adversario. Por lo demás, si el ucraniano despliega su torbellino de caóticas y plásticas entradas y salidas, esquivas imposibles y ataques en todas las trayectorias imaginables e inimaginables, poco margen tendrá Linares para ajustes, tácticas y estrategias. Sólo lo tendrá para demostrar el coraje, la tenacidad y la resistencia mental que los últimos rivales de Lomachenko no han tenido.

En la ceremonia de pesaje tanto Linares como Lomachenko marcaron un idéntico 61,000 kg, doscientos gramos por debajo del límite del peso ligero.

La victoria de Linares se paga a 7,00 € por euro apostado, mientras que la de Lomachenko a 1,08 €. Además hay opciones para apostar a múltiples resultados del combate.
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