
@ringsider2020
Cuando pensamos que el boxeo no puede sorprendernos más, este deporte siempre se supera y es capaz de ofrecer las situaciones más surrealistas, casi siempre alentadas por los auténticos caballos de Troya del mismo, sus propios actores. En este caso, el protagonista vuelve a ser el WBC y el dopaje. El organismo que dirige Mauricio Sulaimán se muestra de puertas afuera como adalid contra los tramposos en el deporte, pero hay multitud de casos, sobre todo con púgiles mexicanos, donde se ha visto que la realidad es bien diferente.
Tenemos a un caso muy reciente, aparte del reseñado hace días aquí también por parte de Mauricio Lara, que se ha agudizado al salir las últimas listas del Consejo, esta pasada semana. Si acudimos a las del peso mosca, vemos en el número uno a Francisco Rodríguez como nuevo ocupante de esta privilegiada posición. El Chihuas ha dado positivo tras sus dos últimos combates, por lo que se le puede considerar reincidente en materia de dopaje: ante Josué Morales, en diciembre de 2024 (pelea cambiada a «sin resultado», no contest) y frente a Galal Yafai, en junio de este año. A pesar de anunciarse el mismo final, ese choque sigue figurando como victoria del mexicano ante el británico en el registro oficial.
Eddie Hearn, promotor de Yafai y organizador de su pelea frente a Rodríguez, admitió no conocer el dopaje previo hasta que miró BoxRec. Preguntó a la Comisión Atlética de Texas, estado sede del duelo Chihuas-Morales, quienes le confirmaron dicho positivo. A su vez, Mauricio Sulaimán dijo no saber nada del caso, lo que es una tremenda irresponsabilidad (siempre pensando bien, porque podría suponer algo peor) del mexicano, puesto que Rodríguez y Yafai disputaron un título interino WBC. Es decir, el Consejo Mundial de Boxeo permitía que un cinturón importante tuviera como contendiente a un boxeador que había consumido sustancias prohibidas en su contienda anterior.
Para más inri, y como nuestros lectores conocen, Chihuas dio positivo de nuevo tras propinar una tremenda paliza a Yafai, donde también tuvieron enorme responsabilidad el árbitro y la esquina del inglés al permitirla. Poco se conoce acerca de ello, aunque algunas fuentes mencionan que fue heptaminol (vasodilatador que ejerce como estimulante) lo hallado en el organismo del hispano, al igual que tampoco hay gran información sobre el caso del anterior pleito de Texas, e incluso ni siquiera la Comisión Británica de Boxeo (BBBofC) ha mandado cambiar el resultado en BoxRec. Esto acarrea otra anomalía para añadir más pimienta al caso, como ya mencionábamos antes, pese a que el propio WBC considera que es oficialmente otro no contest.
Una vez más, los aficionados no tienen todos los datos para opinar, pero parece absolutamente surrealista que un púgil que ha fallado dos controles antidopaje seguidos pueda seguir compitiendo (el sábado pasado, aunque no hay registros oficiales, lo hizo y venció por KO al también azteca Raúl Rubio) y estar el número uno en las listas WBC del peso mosca. La única explicación de Sulaimán es que la sustancia fue ingerida por error. Errores, en todo caso. Ya reza el dicho: si me engañas una vez, es culpa tuya; si me engañas dos, es culpa mía.
El título interino le fue despojado a Rodríguez por el positivo, pero ahora está en el turno siguiente para disputar el mundial, después del rumoreado Ricardo Sandoval-Galal Yafai. ¿Alguien puede justificarlo? Fácil no parece, pese a los intentos del autoproclamado guardián de la limpieza en el boxeo, el señor Sulaimán.
 
            
 
 
 





