
Emilio Marquiegui
@EmilMarquiegui
Los hechos que ocurrieron anoche en el Pechanga Arena de San Diego, en gala organizada por Top Rank, bien podrían haber llevado varias noches a más de uno al «Hotel Las Rejas». El campeón mundial WBO del peso superpluma, el mexicano Emanuel Navarrete 40-2-1 (32 KO), retuvo su título mundial por decisión técnica al inicio del octavo asalto, tras considerar el médico Dr. Robert Ruelaz que el corte que sufría en la parte superior de la ceja izquierda no le permitía continuar. Sin querer discutir con un médico si ese daño es tan peligroso como para parar un combate, sí podemos decir con rotundidad que hemos presenciado cientos de peleas pugilísticas con heridas más peligrosas y significativas que esta, y que no han provocado parar el combate al médico. Esta herida era un rasguño en comparación con la de Tyson Fury ante Otto Wallin, etc. Es cierto que el corte sí era ancho, profundo, pero claramente por encima de la ceja, zona que no suele ser tenida en cuenta habitualmente como peligrosa para los médicos en el boxeo. Hasta que no haya un estricto reglamento médico al que ceñirse, seguirá habiendo polémica.
Pero lo peor de todo es que el corte no se produce por un cabezazo involuntario como dijo el réferi californiano Edward Collantes, que sería el primer inculpado del proceso, sino por una izquierda nítida a la cabeza de Navarrete, que increíblemente tampoco pudo ser vista en la repetición en el monitor por el supervisor de revisión de video, y exárbitro Jack Reiss, que debería acompañar a Collantes al establecimiento penitenciario. Como vemos en la imagen principal, el golpe de izquierda entró claro y abrió la frente de Navarrete. Dicen que la herida pudo haberse abierto por el roce del guante, pero lo que está claro es que es un golpe legal de puño y no un cabezazo el que provoca la lesión.
Por lo tanto, tras este cúmulo de extrañas circunstancias, la victoria de Navarrete se hace muy injusta y debería ser revisada exhaustivamente por la WBO para que reconozcan que el vencedor debió ser el filipino por KOT, ya que la parada médica se produce por un golpe legal. Tras siete asaltos disputados con dominio de Navarrete, que quizás vio mermada su superioridad tras el corte en el sexto asalto, los jueces dieron ventaja en las puntuaciones al mexicano, 78-75, 77-76, 77-76, que merecía, y que le hace retener la corona.
El campeón, que probablemente no había visto las imágenes, ha comentado: «Sabía que era un cabezazo. Me partió la ceja por completo».
Un Suárez angustiado respondió que fue su golpe el que causó el corte, solicitó inmediatamente la revancha, aunque debería como mínimo anularse el resultado.
La pelea fue controlada desde el inicio por el campeón, con su particular boxeo desgarbado pero efectivo, con buenos rectos y llevando el ritmo de la pelea. A partir del quinto asalto, Suárez comenzó a apretar lanzando buenas combinaciones. En el sexto round llegó la izquierda que abrió la frente de Navarrete, y a partir de ahí se creció el filipino, presionó más y el combate pareció entrar por otro terreno, que quizás hubiera llevado a la victoria de Suárez, si el médico no hubiera parado el combate.
Lamentable actuación de varios personajes de esta trama, que deberían ser advertidos seriamente. Esperaremos la decisión de la WBO.