Julio González

Hace poco más de un mes, el 24 de enero de 2014, se celebró el campeonato de España del peso pluma. Sergio Romero y Antonio Rodríguez “Ckiky” se enfrentaban para cubrir la vacante del títuloque había abandonado Juli Giner por subir de peso. El combate se disputó en una gran velada celebrada en Fuenlabrada y en la que después de guerrear durante diez asaltos, el resultado del combate fue de victoria a los puntos de “Chiky”, con lo que se coronaba nuevo campeón.

Pero después de proclamar al nuevo titular, en la mesa se dan cuenta de que se habían equivocado en la suma de las cartulinas y el resultado no era el fallo dictado. Reunidos con los entrenadores de los dos contendientes se acordó dar combate nulo, que era lo que reflejaba la suma correcta, y dejar el título vacante con una posible revancha.

Pero no es la primera vez que ocurre en la historia del boxeo español, esto mismo sucedía el 12 de julio de 1944, 70 años antes. Se disputaba el título nacional del peso wélter entre el campeón catalán Francisco Peiró y el aspirante gallego Eduardo López. El combate se celebraba en el Olimpia de Barcelona que presentaba un recinto lleno para presenciar dicho evento. Al final de los doce asaltos el resultado del combate fue de victoria por puntos para Francisco Peiró.
Días después en los locales de la Federación, se dieron cuenta de que se habían equivocado en el recuento de las cartulinas y el resultado variaba. El 26 de ese mes en una reunión de la Federación se acuerda no homologar el resultado del combate y se decide hacer justicia y dar combate nulo, como resultado del nuevo recuento de las cartulinas. En el mes de noviembre de ese año se disputaría el combate de revancha en Madrid y el resultado seria también de combate nulo con lo que Peiró retendría el título, pero de esta forma se ponía fin a una injusticia.

El recuerdo de este artículo no se hace por parte del autor con afán de crítica, sino simplemente para recordar unos hechos de parte de nuestra historia, pues el autor considera que la decisión de la Federación de reconocer los fallos involuntarios son actos de gran mérito que merecen ser resaltados.