José Manuel Moreno

Una desgracia en forma de herida en uno de los párpados del aspirante Gabriel Rosado acabó de forma abrupta a los 40 segundos del 10º asalto en su pelea de campeonato mundial del peso medio WBO ante el estadounidense de origen cubano Peter Quillin. El médico de la Comisión Atlética de New Jersey dictaminó que Rosado no podía seguir en la pelea, y dejó, posiblemente con una prudencia adecuada, con unos dos últimos rounds que se prometían apasionantes.

El comienzo del combate se atuvo a los pronósticos previos: dominio de «Kid Chocolate» ante un Rosado que no le cogía el pulso al combate. En el segundo asalto, Quillin, en su mejor momento, derribó a su oponente en lo que parecía un anuncio de pelea rápida y fácil para el campeón. Pero a partir del cuarto asalto, Rosado reaccionó y a base de ganchos y uppercuts le dio la vuelta al signo del combate. Pocos en el Boardwalk Hall dudaban de la igualdad de la pelea cuando esta fue detenida con el correspondiente KOT favorable para Quillin.

En realidad, tres personas no es que lo dudaran, es que estuvieron viendo una exhibición del boxeador de Illinois. Las tres cartulinas al final del noveno asalto, antes del fatídico décimo asalto dejaron atónitos a todos: 90-80, 89-81 y 87-83 para Quillin. Rosado clamó por la revancha al final del pleito, y a fe que se la merece, del mismo modo que Quillin (30-0, 22KO) la deseará del mismo modo para poner las cosas en su sitio.