Darío Pérez
@Ringsider2020

El Seminole Hard Rock Hotel and Casino de Hollywood, Florida (Estados Unidos) acogió una velada anoche en la que Gennadiy Golovkin (41-1-1, 36 KO) y Kamil Szeremeta (21-1, 5 KO) suponían la atracción principal. Golovkin lucía tremendo tras haber rehidratado de modo espectacular desde el pesaje previo a la pelea, musculado, definido, cuasiculturista, fortísimo. En los últimos segundos del primer asalto, un espeluznante croché de GGG derribó brutalmente al polaco, que se fue al entreacto visiblemente dañado.

El kazajo, reiteramos que exhibiendo una fisionomía increíble, volvió a derribar a Szeremeta en el segundo parcial de la pelea con un golpe al oído donde pudo afectar al equilibrio del aspirante. En el tercer asalto, pese a no mediar derribo, Golovkin pudo dañar al desarbolado Szeremeta incluso en mayor medida por la acumulación de castigo en el rostro y las zonas blandas del abdomen. Y, en el cuarto asalto, un nuevo episodio en la relación del polaco con la lona, debido a otra caída por un nuevo golpe curvo a la mandíbula de un Golovkin que lucía pletórico, como si hubiera retrocedido dos años en el túnel del tiempo.

Otra vez en el séptimo la historia era recurrente, el polaco, más que resistente, yacía en posición horizontal tras un impacto de Golovkin. Al final del asalto, y tras consultar con la esquina, Szeremeta decidió no comparecer al octavo y, con ello, provocó la victoria antes del límite de un GGG que se mostró espectacular para reivindicar un tercer duelo frente a Saúl «Canelo» Álvarez, en caso de triunfo del mexicano esta madrugada.

En los combates previos, Jalan Walker (7-0, 6 KO) venció por amplia decisión unánime a Diuhl Olguín (14-16-4, 9 KO) en el peso pluma en un combate con poca historia y triple 60-54 de los jueces. El norteamericano de origen albanés Reshat Mati (9-0, 7 KO) venció a Dennis Okoth (4-5-1, 2 KO) en el peso wélter en el sexto y último asalto, en un combate menos brillante del «Oso Albanés» que en sus anteriores apariciones. El keniano estaba resistiendo bien, pero se refugió en las cuerdas tras un problema físico en su pierna y el árbitro paró la pelea para protegerlo.

El kazajo Ali Akhmedov (16-1, 12 KO) se midió a Carlos Góngora (19-0, 14 KO) en un interesante duelo dentro del peso supermedio. Y poco duró la pelea, porque Akhmedov salió al segundo asalto cual animal al que abren la jaula, y dañó al ecuatoriano en los primeros segundos. Góngora se vio dañado y apretó el botón de supervivencia, mostrando buena capacidad de sufrimiento; tiró de experiencia y llegó sin demasiados apuros a la siguiente campana. No solo eso, sino que igualó el combate en bastantes momentos de los siguientes asaltos, con artimañas propias de alguien que ha estado en Juegos Olímpicos, Juegos Sudamericanos y Juegos Panamericanos y lleva toda la vida en esto. Cada vez que Akhmedov llegaba con una derecha potente a Góngora, el hispanoamericano mostraba dinamita en el contragolpe, lo que provocaba que el kazajo se mostrase precavido cuando, en un combate previo, habría intentado finalizar el pleito.

Con el paso de los rounds, a Akhmedov se le abrió un corte bajo en la zona baja del ojo (o la zona alta del pómulo, cuestión de perspectiva) que animaba al zurdo de Esmeraldas a continuar animoso y batallador incluso sufriendo fuertes impactos en algunos asaltos, ya avanzada la contienda. Quizá por cansancio debido a terrenos inexplorados (jamás había pasado de ocho asaltos) o quizá por algún problema físico, Akhmedov se quedó demasiado en la corta distancia en el noveno asalto, recibiendo un fuerte castigo por parte del boxeador ecuatoriano. Finalmente, en el duodécimo y último asalto, Góngora conectó un tremendo golpe al asiático que dio con su anatomía en la lona y el subsecuente conteo del árbitro, algo que se repitió con una contundencia tremebunda; ya no se levantó el oriundo de la antigua república soviética de esta segunda caída, con lo que Góngora dio la tremenda sorpresa de noquear a uno de los protegidos de Golovkin.

En el peso supermedio, John Ryder (29-5, 16 KO) se veía las caras con Michael Guy (12-6-1, 5 KO); duelo británico-estadounidense, siempre interesante. Primer asalto con Ryder, mejor púgil sobre el papel, cogiendo el centro del ring, pero básicamente con ambos deportistas adoptando una posición de escrutar al rival. Fue una pelea plana, con poca acción y dura para el espectador europeo, especialmente tras la euforia de haber visto antes a Akhmedov y Góngora. Ryder vencía asaltos al ralentí, porque Guy se mostraba elusivo y hacía finalmente desistir al británico de ataques que pudieran fomentar posibles contras. Si vas a un compromiso a que no te noqueen, existen muchas posibilidades de perder y dar una imagen que no fomente que te llamen de nuevo, y eso precisamente fue lo que ocurrió entre las dieciséis cuerdas. Los jueces dictaminaron, tras los diez asaltos convenidos, unas puntuaciones de 100-90, 99-91 y 96-94 (increíble) en favor de John Ryder.

El combate coestelar de la velada fue el de la coreana Hyun Mi Choi (17-0-1, 4 KO) frente a Calista Silgado (19-11-3, 14 KO) por el campeonato mundial WBA superpluma. La norcoreana (de nacimiento) o surcoreana (de adopción), según se mire, es una leyenda positiva o negativa según se mire a cada lado de la zona desmilitarizada de la Península de Corea. Silgado, con una tarjeta de presentación más modesta, no venía de invitada de piedra y buscó oponer fuerte resistencia en una pelea cuyo segundo round duró, algo inaudito en una gala de este prestigio, menos de un minuto. La coreana presentaba mejor técnica que la sudamericana, ofreciendo combinaciones de diferente trayectoria y buenos movimientos defensivos, pero Silgado tiraba de experiencia y dureza para intentar desquiciar a la asiática. El paso de los asaltos hizo crecerse a la hispana, que vio que el león, a veces, no es tan fiero como lo pintan, y muchas veces los mitos tienen más de construcción ficticia que de realidad: la coreana es de carne y hueso y los golpes son igual de dolorosos para ella que para una rival con récord negativo. De este modo, los veinte minutos estipulados (bueno, diecinueve en el caso de esta pelea) concluyeron con una muy jubilosa Silgado y los jueces tenían que hacer su trabajo: dictaminaron 99-91, 98-92 y 97-93 para la campeona Hyun Mi Choi.