Raúl González, a la izquierda

Raúl González Navarro

Mi nombre es Raúl y mi deporte el boxeo. Llevo unos años impartiendo clases en mi club de boxeo Leónidas, sito en la localidad madrileña de Serranillos del Valle.

A lo largo de estos años me he ido planteando la posibilidad de subirme al ring para hacer un combate y marcarme un reto que parece imposible a mis ya 55 años.
Siempre he defendido, que a pesar de esta edad, el boxeo es un deporte poco lesivo y que lo puede practicar todo el mundo. Con esta premisa en septiembre tomé la decisión de llevar a cabo este alocado proyecto.

Subido a la báscula mis casi 90 kg me indican que no es algo viable, mi tesón es inquebrantable y desde ese mismo día comencé a bajar de peso y a entrenar con la vista puesta en el cuadrilátero.

Unos días fue la desilusión, otros el cansancio, otros la soledad de entrenar pensando que los demás me tomaban por loco si les comentaba mis objetivos, pero nunca me desvíe de aquel destino que me marqué mientras mis kilos desaparecían y mi resistencia aumentaba con cada golpe que daba en el saco.

En el mes de febrero la oportunidad me llegó de la mano de Jero García, que gracias a un interclub celebrado en La Escuela (su gimnasio) consiguió un rival digno de mis características. Un chico de apenas 20 años y con todo el boxeo por descubrir. Él, lleno de ilusión y sintiendo que puede llegar lejos, yo, enfrente mirando mi calendario, veinte kilos menos y 55 años, un número y la mente diciendo que es la pelea de mi vida.

Sólo escuchaba gritar su nombre al público y me vi como David luchando contra Goliath. Donde unos solo querían ver a su púgil castigando mi cuerpo yo deseaba que la pelea no tocase a su fin, que fuese un momento eterno y que mi piel anidase en la lona, ser inmortal por unos minutos.

Esta pelea terminó y tuvimos el abrazo característico de los púgiles y saludos a las esquinas, y se marchó, probablemente, pensando en mejorar. Yo me marché agradecido por saber que los sueños los marcamos nosotros mismos y el mío se acababa de cumplir.
Casi 56 años y seguiré peleando.