Jaime Lera
@BravidoLera

El pasado 24 de Agosto en Nueva York se celebró el estreno de “Manos de Piedra”, la última película de boxeo en una época en la que el cine se está volcando de nuevo con el noble arte.
El boxeo siempre ha estado muy presente en el cine, de hecho es el deporte del que más películas se han hecho.
“Hands of Stone”, que es el nombre original del filme dirigido por Jonathan Jakubowicz, narra la increíble vida de Roberto Durán, interpretado por Edgar Ramírez. Además de Durán, otro gran motivo de interés de la película es el gran Robert De Niro, que está en el papel del genial entrenador de boxeo Ray Arcel. Esta no es la primera, si no la tercera película sobre el mundo de las 16 cuerdas en la que De Niro ha trabajado. Participó en la Gran Revancha, junto con Sylvester Stallone, y en Toro Salvaje, en la que ganó un óscar interpretando a Jake LaMotta.
Ahora, De Niro da vida a uno de los mejores preparadores de la historia del pugilismo, Ray Arcel, que trabajó con nada menos que 22 campeones mundiales entre los que, además de Durán, se encuentran Tony Zale, Benny Leonard, Max Baer y Larry Holmes.

Durán debutó en el mundo del boxeo profesional con apenas 16 años en el peso gallo ganando solamente 25 dólares. Se proclamó campeón mundial del peso ligero al noquear a Ken Buchanan en el 13º asalto y desde ahí terminó siendo universalmente reconocido como el mejor peso ligero de todos los tiempos.
Su apodo, Manos de Piedra, como en el caso de muchos otros boxeadores, se lo dio un periodista llamado Alfonso Castillo, que le puso ese nombre por la contundencia de sus golpes.
Su estilo era boxear en la corta distancia, el in-fighting, un arte perdido en la actualidad. Peleaba al límite de la legalidad y era implacable. Lo definió muy bien Henry Cooper: “Durán representa la supervivencia del más fuerte. Se comporta y lucha como un animal”. Todo esto haría que “El Cholo” se convirtiese en el ídolo de Mike Tyson.

Durán es el primer panameño de la historia en conseguir títulos mundiales en cuatro pesos distintos. Tuvo una infancia muy dura pero tras superarla y triunfar, se convirtió en un símbolo de inspiración para sus paisanos, demostrando que no hacía falta dinero para tener éxito en la vida. Nunca olvidó sus orígenes, y dada su gran generosidad gastaba gran parte de su dinero en sus amigos y familiares sin olvidarse nunca de los más necesitados. Todo el mundo le quería, pero en el mundo del boxeo, la cosa era bien distinta. Durán no tiene pelos en la lengua, no piensa todo lo que dice y dice todo lo que piensa. A veces para intimidar, o porque de verdad lo pensaba decía cosas como: “Tengo miedo… miedo de matarlo” o que “a Julio César Chávez lo hubiese desbaratado solamente con la mano izquierda”. También tuvo palabras contra Floyd Mayweather, diciendo que en la época de Durán, Leonard y demás, no hubiese sido nadie y que en un combate contra él, le hubiese destrozado las costillas.

Uno de los problemas que afectó a su carrera era que se lo pasaba demasiado bien entre combate y combate, comiendo mucho y saliendo de fiesta, pasando de estar en el límite de los wélter a estar casi en los pesos pesados. De hecho, en una fiesta, puso fuera de combate a un caballo porque alguien se había apostado con él una botella de whisky a que no podría. Durán ganó la apuesta.

Siguió peleando hasta los 50 años y algunos le criticaban por eso diciéndole que estaba viejo, pero Durán respondía “viejo es el viento, y sopla”. Es de los pocos boxeadores que ha peleado en cinco décadas distintas y siempre está presente cuando se hace un top 10 de los mejores boxeadores del mundo de todos los pesos. Probablemente nunca volveremos a ver a un boxeador tan fiero y apasionante como Roberto Durán así que tendremos que conformarnos con verlo en la gran pantalla en su nueva película, aunque la pregunta es: ¿Podremos disfrutarla en España? Esperemos que sí.