Antonio Salgado Pérez
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¿Quién es el que canta?, preguntamos. Es Lelo Suárez, nos contestaron. Allí conocimos, en el verano de 1958, a Manuel Enelio Suárez García. Y le conocimos en aquel frondoso bosque que respondía por Casa de Campo de Madrid, donde Lelo, con su timple, y desde su litera, o bien intentaba emular a Enrico Caruso o al mismísimo Juanito Valderrama, aprovechando su concentración con el equipo de Las Palmas en los Campeonatos Nacionales de Boxeo Amateur, que aquel año tenían como sede la capital de España.

Lelo Suárez, que nació en el Puerto de la Luz de Las Palmas el 1 de enero de 1938, había iniciado su carrera amateur cuando contaba 19 años, donde ya dejó entrever las cualidades que le adornarían en el futuro: elegancia-¡qué elegancia¡-, habilidad, astucia y técnica boxística. En 1957 acudió, por primera vez, a unos Nacionales, en Madrid, donde consiguió un importante subcampeonato, que constituyó una estupenda cota dada su condición de principiante. En el combate final fue frenado por el madrileño Alfonso del Río, que era por aquel entonces el púgil amateur más destacado en un plano nacional.

Un año más tarde, y también en tierras madrileñas, Lelo Suárez iba a dejar patente su probada valía ya contrastada, y con creces en su tierra natal. Tras derrotar al maño Arán, al levantino Valle y al catalán Cubero, vence, en la final, y en un extraordinario combate- que el cronista aún tiene retenido en su memoria-, al vasco Ruíz. Lelo no solo alcanza el título nacional de los medioligeros -categoría que en la actualidad no está vigente- sino que fue galardonado como “Elo mejor boxeador de los Campeonatos Nacionales”.

¿Cómo olvidarnos del equipo que en aquel lejano verano de 1958 presentó Las Palmas, en Madrid, si sus protagonistas aún permanecen en el recuerdo de todos los que , ahora, tenemos “empacho de calendario”¿ Ahí van sus nombres y pesos respectivos: mosca, “Kid Gavilán” (Antonio Ramos Marañón). Gallo, “Kimbo” (Miguel A. Calderín Liria). Pluma, José Antonio Medina Betancort. Ligero, Luciano Sosa Melián. Medioligero, “Lelo Suárez” (Manuel Enelio Suárez García). Superligero, Salvador Domínguez Delgado. Intermedio, José Ungidos Durán. Medio, Matías Medina Hernández. Semipesado, Ramón Marrero García y, peso pesado, Antonio Curbelo Cabrera. Acudieron también a Madrid, como “independientes”, porque en aquella época hasta “sobraban púgiles de calidad”, “Monsta” (Eusebio Mesa Lasso) y “Palenke I”( Manuel Santacruz Socas), en la categoría de mosca y gallo, respectivamente. El preparador de este excepcional equipo era “Carretas” (Manuel Pérez Ruíz) y, como ayudante de preparador, Manuel Sosa Melián. “Kimbo y “Lelo Suárez” regresaron como campeones de España; y Salvador Domínguez y Ungidos, subcampeones. Estábamos en los albores de la “Época dorada” del pugilismo grancanario, que estaba bajo la batuta de aquel inolvidable y emprendedor presidente que respondía por Joaquín Ruíz Arozena. ¿Cómo puede olvidarse quien suscribe de aquella época de esplendor y pujanza?

Aunque la Federación Española, que por aquel entonces presidía Vicente Gil García- a la sazón médico particular del general Franco- animó a Lelo Suárez a que siguiese en el campo amateur para que pudiese acudir, con la selección nacional , primero, a los Juegos del Mediterráneo de Beirut y , más tarde, a la Olimpiada de Roma, el ídolo de la afición del Puerto de la Luz creyó más oportuno ingresar cuando ante en el terreno profesional.

Lelo Suárez debutó como púgil rentado en su isla natal, en agosto de 1958, derrotando por puntos a Isidoro Martín. En este nuevo campo marcó toda una época en el boxeo no solamente canario sino peninsular. Su estilo desenfadado, jamás provocativo, fino, a veces altanero y siempre vistoso y audaz para engañar y desorientar al rival de turno, le convirtieron, en su época, en uno de los boxeadores de mayor impacto y capacidad de convocatoria. Lelo, en los carteles, era toda una garantía. Desarrolló una amplísima campaña. Celebró noventa y cuatro combates como profesional, una cifra auténticamente importante. Su gran defensa y estilo; su excelente planta física y notable envergadura para su peso, coadyuvaron a esta dilatada carrera- hoy muy difícil de superar- donde apenas sufrió castigo.

Lelo Suárez tuvo a los rivales más representantes de la época, desde los canarios Ramón Almenara, “Chato Ramos”, Cabrerita Gil, Luis Quintero, “Zurdo Price”, Cecilia III, Cesáreo Barrera, Carmelo García “Gancho”, “Chicho”, Domingo Barrera Corpas y “Sombrita”, hasta los peninsulares Luis Magro, “Frank García”, “Boby Ros”, “Kid Daniel”, Ungidos y “Fred Galiana”, sin olvidar, por supuesto, a los extranjeros “Ben Buker”, Ferdinand Morin, “Moktar”, Tito Gómez, Perretano, “Robinson García”, etc, etc.

Lelo disputó en cinco ocasiones el título nacional de los pesos welters. A pesar de su evidente clase nunca pudo alcanzar los laureles nacionales que consiguió como amateur. Le frenaron en sus respectivos intentos, y por orden cronológico, Luis Folledo, Navarro Moreno, Fred Galiana; su paisano, el ya mencionado, Carmelo García “Gancho” y Torres.
Su último combate lo disputó en El Aaiún ante el tinerfeño Julio González “Chicho”. Era el 7 de enero de 1968. Acababa de cumplir los 30 años.