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Coinciden el propio deportista y su preparador, José Luis Celaya, Asier Molero (izda. en la foto)está “mejor que nunca” de cara a su redebut el próximo 22 de marzo en el Polideportivo Judimendi de Vitoria Gasteiz, casi una década después de su primer combate profesional en Mendizorrotza.

A sus 33 años Molero entrena duro cada día a las órdenes de Celaya, corre para ganar fondo y sigue mejorando su técnica. “Para mí, mentalmente está mucho mejor que cuando tenía 20 años. Y físicamente se encuentra muy bien”, explica Celaya. “Molero siempre ha sido una de mis debilidades: es muy valiente y espectacular para el público. Además, es un peleador que engaña: da la apariencia de tosco, pero tiene su boxeo, hace muy bien las cosas y, aunque no sea un noqueador de un solo golpe, hace daño”, detalla.

El púgil del barrio de Lakua tiene un físico particular. A los 13 años pesaba 73 kilos sin llegar a medir 165 centímetros. “Y sin un gramo de grasa”, recuerda. A los 16 años empezó a compaginar el fútbol con el boxeo, a pesar de que ninguno de sus 6 hermanos se había interesado por el pugilismo. “Fui a ver boxear a Aitor Vega y a Molinillo, aquí en Vitoria, y me enganchó”. Tras un breve paso por el gimnasio Aranalde, optó por Gasteiz Sport.

“Disputé cerca de 40 combates como amateur y no perdí más que tres o cuatro. Eso que tuve la suerte de pelear con grandísimos boxeadores como Laurent Gomis o Jesús Ferreiro “Cachorro». Aunque, los combates que no he ganado son los que más satisfecho me han dejado y de los que más he aprendido””. , relata Molero.

Debut profesional en 2005

Debutó como profesional en 2005 ganando a los puntos. Hizo un segundo combate en el que se impuso por KO. Y dejó de boxear. “A los pocos días de mi debut nació me hijo. Y yo trabajo desde hace 14 años en una empresa de mantenimiento de carreteras. No tenía tiempo para todo. Pero nunca dejé el gimnasio. Entrenaba un par de días. Paraba. Venía a hacer guantes. Pasaba un mes. Volvía otra vez. Me gusta mucho el boxeo”.

El cartel de la velada del próximo 22 de marzo en el Polideportivo Judimendi de Vitoria-Gasteiz en la que el combate de fondo, a 6 asaltos, los disputará Andoni Alonso.
Su hijo creció, nació una niña que ahora tiene 4 años y, hace unos meses tocó uno de esos días en los que Asier Molero se acercaba al gimnasio a hacer guantes. “Me metí en el ring con un chico nuevo, Unai, un pipiolo. Me dio un repaso. Menuda paliza. Y pensé que aquello no podía ser. Yo estaba por encima de los 100 kilos. Hablé con Celaya, fui a una dietista y me plantee volver en serio. Y es lo que he hecho”, detalla el boxeador.

Dice que su mujer está encantada porque le ve mejor, feliz. Y con 85 kilos. “Mis hijos tienen ilusión porque solo me han visto perder. Las únicas peleas que conservo en vídeo son aquellas en las que aprendí. Y yo estoy deseando que llegue el día 22 para disfrutar. Y ganar, claro. Físicamente me encuentro mejor que hace 10 años. Mejor que nunca. No me preocupa tener 2 peleas (22 de marzo en Vitoria-Gasteiz y 5 de abril en La Casilla, Bilbao) en pocas semanas después de casi 10 años sin combatir. Hace semanas que tengo la suerte de poder hacer guantes con Nacho Mendoza ¿Me voy a encontrar con alguien mejor que él? No creo. Ojalá yo pudiera llegar a boxear un 10% de lo que boxea Nacho”.

Admirador de Rubén Díaz

Molero repite que su ídolo, al margen de su compañero Nacho Mendoza, varias veces campeón internacional del superligero y que el 29 de marzo disputará el campeonato de España en Barcelona, es el navarro Rubén Díaz. Asegura que no le preocupa encontrarse con bigardos de 1,90 metros en el crucero a pesar de su 1,70. “Yo siempre he peleado en la distancia corta porque me ha tocado continuamente boxear con rivales mucho más altos. Me arreglo bien para llegar a mi distancia. Es más, alguna vez que he combatido con boxeadores de mi altura, me han dado problemas de inicio. Me siento cómodo en la corta. Eso que no me considero un tipo que pegue muy duro. Me caracteriza más la pesadez. Intento continuamente no dejar trabajas al otro”.

Dice que entre las cuerdas piensa y permanece tranquilo. “El peor momento para mí es el que lleva de la puerta de vestuarios al ring. No me gusta ser el centro de atención. Quisiera volverme invisible durante ese tramo. Luego, cuando suena la campana, todo vuelve a ir bien».

Molero, como muchos boxeadores, tiene el cuerpo tatuado. En uno de sus antebrazos lucen los personajes de la familia Simpson y los de la serie “Padre de Familia”. Resulta algo poco corriente. “¿Y qué me voy a tatuar?¿Un tribal? No, esta es mi manera de ver la vida. Hay que intentar reír. Y disfrutar”, remacha con un brillo de ingenio y socarronería destellando en sus ojos. Algo que, como su boxeo, contrasta con la aparente tosquedad.

Sus amigos están como locos con este regreso de Asier al ring. Y la afición al boxeo, también.

Entradas anticipadas desde 15 € en Gimnasio Gasteiz Sport (Calle Andalucía, 1, Tel. 945 28 24 47) y Mampogym Zorrotzaurre Boxing Club (http://www.mampogym.com/contacto.html)